No escarmientan

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El discutido nombramiento del gerente del Sergas en el Puerto

La política del SERGAS parece consistir, por un lado, en el remedo del juego de los trileros con la bolita y los cubiletes (meten una bolita dentro de un cubilete en una mesa donde hay otros dos, empiezan a mover los cubiletes y el incauto tiene que adivinar en cual está la bolita); pues aquí hay que adivinar en que hospital está cada gerente después de que los paseen de uno a otro y lo presenten como una nueva política. Por otro lado, ahora podríamos estar ante el caso bis de la inefable exconselleira.

Mientras, las facultativas embarazadas casi tienen que hacer guardia mientras dan a luz para mantener un salario digno, al mismo tiempo que en el Parlamento Gallego el Sr. Feijoo presume de algo que a ellas, al menos, no se le aplica.

El personal del SERGAS, es el único de todo el estado que padece un silencio negativo que nadie más, ni siquiera en el ámbito de la propia Xunta, padece.

La carrera profesional en Galicia sigue en un limbo que la mayoría de comunidades ya ha dejado en el pasado.

En el Parlamento gallego el parlamentario del PP Aurelio Núñez Centeno al tiempo que rechaza aumento de salario para el personal del SERGAS se queja de lo suyo diciendo que él no ha recuperado salarios, sin mencionar el porcentaje que recibe libre de impuestos.

Y así todo queda, para el personal del SERGAS «Ad calendas graecas». Mientras los altos cargos arreglan que hay de lo suyo:

Desde su aparición en el Diario Oficial de Galicia, el 17 de febrero, el nombramiento de Antonio Fernández-Campa como consejero de la Autoridad Portuaria de Vilagarcía ha traído cola. Una cola que ayer se tradujo en un encendido debate entre el diputado socialista Julio Torrado y la secretaria xeral técnica de la Consellería do Mar, la popular María Isabel Concheiro, a cuenta del mayor o menor acierto de que el gerente del Servizo Galego de Saúde esté presente en los órganos de gobierno de un puerto de interés general. Torrado se interesaba en la Comisión de Pesca por los criterios que condujeron a esta designación. Y Concheiro se remitió a los argumentos que el departamento autonómico esgrimió en su día. Como conclusión de todo ello, la Xunta apela al «rigor e a profesionalidade» de Fernández-Campa donde el PSOE únicamente ve un ejemplo de «caciquismo 4.0».

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