Sobre la homologación urgente de extracomunitarios

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La formación de los médicos españoles es de las más completas de nuestro entorno.

Ya desde su inicio, el acceso a alguna de las facultades de medicina distribuidas por todo el territorio nacional requiere haber obtenido una de las notas más elevadas en las pruebas de acceso universitario.

Tras seis años de estudio teorico-práctico en dicha facultad, al finalizar estamos obligados a preparar el acceso al examen MIR y de esta forma, dedicar otros cuatro o cinco años de nuestra vida a la obtención de la especialidad, sin la cual nos está vetado el acceso al Sistema Público de Salud.

Todo ello supone que, en el mejor de los casos, los médicos españoles comenzamos nuestra vida laboral alrededor de los 30 años.

El sistema de salud español está considerado uno de los mejores del mundo. Quizás por eso tenemos una de las esperanzas de vida más altas de nuestro entorno. Pero la planificación de nuestros políticos, siempre a cuatro años vista, hace que se encuentre al borde de la quiebra, en este caso, por su punto más fuerte: los profesionales.

Esta mala planificación y falta de compromiso a largo plazo con el sistema convierten a algunas especialidades en deficitarias. No olvidemos que transcurren como mínimo once años desde que un médico inicia sus estudios hasta que puede ejercer. Por otra parte, estamos viviendo una etapa de desencanto y falta de reconocimiento de la figura del médico, que junto con la desastrosa gestión de recursos humanos provocan un éxodo continuado al extranjero.

Para rematar el proceso, asistimos a las declaraciones de nuestros políticos proponiendo la homologación urgente de licenciados extracomunitarios.  ¿Es está la solución a sus errores de planificación? ¿Realmente estamos en Europa para que nuestros médicos emigren y facilitar así la entrada a los extracomunitarios? ¿Cuánto cuestan todos los años de formación que se dedican en España a los médicos?

No podemos permitir que se homologuen títulos y especialidades de otros países mientras sigamos asistiendo al éxodo de nuestros profesionales.

Exigimos que los responsables políticos se siente de una vez a estudiar en serio las necesidades de una población cada vez más envejecida y demandante de cuidados específicos, pero en un plano más a largo plazo que los periodos electorales: en 2018 se empiezan a formar los médicos que ejercerán en 2029. Esto implica modular la oferta universitaria, hacer un estudio real del número de plazas de las distintas especialidades y su convocatoria en el MIR así como la cobertura y dimensionamiento real de los equipos asistenciales. O se empieza a hacer una planificación seria de los recursos humanos o este magnífico Sistema Público de Salud habrá desaparecido para entonces.